DATOS DE LA FAO
Los precios internacionales de los alimentos se situaron en enero pasado en su nivel más alto desde febrero de 2015, hace casi dos años. Sin embargo, los mercados globales están bien abastecidos.
EFEAGRO
El índice que mide la evolución de los precios de los alimentos alcanzó los 173,8 puntos. Esto supone incrementos del 2,1 % respecto a diciembre y del 16,4 % frente al mismo mes del año anterior, según la FAO.
Los precios de productos como los cereales, los aceites vegetales, los lácteos, la carne y el azúcar aumentaron en enero por sexto mes consecutivo, en comparación con la tendencia a la baja de los últimos cinco años. Las principales subidas fueron las del azúcar, que se encareció el 9,9 % mensual por las menores expectativas de producción en Brasil, la India y Tailandia. En el caso de los cereales, el precio subió el 3,4 %, su mayor nivel de los últimos seis meses.
Los precios de los cereales
La FAO detalló que en los mercados de trigo influyeron las condiciones meteorológicas desfavorables para su cultivo y las menores plantaciones en Estados Unidos, así como la fuerte demanda de maíz y las dudas sobre su producción en Sudamérica.
Los precios globales del arroz también aumentaron, en parte debido al programa estatal de compras de la India, que ha hecho que se reduzcan las cantidades de las que dispone ese país para exportar.
Los aceites vegetales experimentaron una subida en sus precios del 1,8 %, sobre todo por la lenta recuperación de la producción de aceite de palma en el Sudeste Asiático. Los productos lácteos y cárnicos se mantuvieron sin cambios.
Mercados abastecidos
Ese incremento mensual del índice general contrasta con el alto nivel de inventarios mundiales de cereales, que están en torno a los 681 millones de toneladas. De seguir así, puede alcanzar un nivel sin precedentes para el final de las temporadas en 2017.
Para 2017 las primeras perspectivas de producción de cereales son desiguales. Los bajos precios pueden impulsar a los agricultores norteamericanos a reducir la superficie sembrada, al contrario de lo que se espera en Rusia